Hay muchos motivos para evitar que caigan en el olvido la vida y la obra de Gustav Landauer (1870-1919). Autor difícilmente clasificable, él mismo se describió como un anarcosocialista. En sus textos es muy poderosa, con todo, la influencia de una mística comunitaria que busca las raíces del socialismo en un hilo que conduce desde muchas de las instancias comunitarias existentes en la Europa central en la edad media hasta el presente. Recuperar ese hilo fue, al fin y al cabo, el empeño principal de la Liga Socialista creada por Landauer y, en los últimos meses de la vida de este, de los consejos obreros que defendió al calor de la revolución alemana de 1918-1919. Enfrentado a las tesis de Marx, a la sórdida realidad de las apuestas de la socialdemocracia germana y al bolchevismo emergente, conviene subrayar que las relaciones de Landauer con el anarquismo de base proletaria fueron siempre tensas. Landauer en modo alguno fue, con todo, un pensador alejado de las luchas concretas, como lo testimonian, sin ir más lejos, su defensa del cooperativismo socialista y la posición orgullosamente antimilitarista que postuló durante la Primera Guerra Mundial. Encarcelado varias veces, en 1893 la policía alemana describió a Landauer –no lo olvidemos– como el mayor agitador del movimiento revolucionario radical.
Gustav Landauer invoca una «psicología social» cuyo contenido es una crítica radical de la sociedad de su tiempo. En sus inicios, Landauer era socialista independiente además de socialdemócrata, pero fue cambiando sus posiciones ideológicas hacia el anarquismo. Este itinerario, al...
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