Ocho días después nace Maite, la parte yang, que es fuego en sentido puro. Decidió que Pontedeume podía ser un buen lugar para nacer, a orillas del río Eume. Elmar es su pasión y su necesidad. La piragua, su medio de transporte, con la que juega y compite, aunque para ella la competición solo sea un juego. De niña pasaba las horas pinchando el culo a sus muñecas para curarlas, sin saber que cuidar a los demás sería la profesión que el destino le tenía reservada. La música era el extintor con el que apagar el fuego que a veces le hacía correr por la vida de un lado a otro.Y fue la música la que unió el yin con el yang, la sintonía que ayudaría a parir Ekhi. Siguiendo tu estrella.
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