Durante el siglo XX se formularon varias teorías sobre el imperio Inca y sus características. Pese a la diversidad de interpretaciones existe, sin embargo, un amplio consenso en considerar que la población del imperio estaba constituido por pequeños campesinos agrícolas viviendo en comunidades y dominadas por un Estado central. Bajo este esquema simple no existirían otras estructuras intermedias, ni superiores ni inferiores ni sociales ni productivas ni institucionales, y la economía funcionaría sin dinámica hacia adelante, sin desarrollo, sin progreso acumulativo.
Se trataría de una sociedad y de una economía estacionaria y estancada.
Estas visiones reduccionistas no permiten distinguir que el imperio Inca conformaba en realidad una sociedad constituida de estructuras productivas y tecnológicas muy dinámicas, tendientes al desarrollo económico y al bienestar tanto de sus elites como del conjunto de su población. Este dinamismo contribuía fuertemente a la transformación de una parte gigantesca de la región llamada posteriormente América del Sur.
En la presente obra se analizan las diferentes interpretaciones mencionadas– y del imperio
anterior Tiwanacu-, así como sobre los distintos grupos sociales que lo constituían, tanto de
arriba como de abajo. Se estudian igualmente los distintos sectores productivos tales como la agricultura grande y pequeña, la minería, la metalurgia, la ganadería, la infraestructura y otros,
en su relación con los grupos sociales. Se analiza finalmente con atención la dinámica de la ciencia y de la tecnología, actividades relevantes en esta sociedad, sobre todo aquellas en base a los metales diferentes al oro y la plata. El imperio Inca, pese a sus pocas décadas de vida, ya había dejado atrás la edad de piedra y se había introducido firmemente en la edad del bronce, continuando los procesos generados por imperios anteriores de la región. Otros imperios contemporáneos de América se encontraban más atrasados.
El conjunto de estos análisis permite comprender también cómo, con la llegada de los conquistadores
españoles, se produjo el derrumbe brutal, instantáneo y total de esta gigantesca y magnífica sociedad.
El autor, de nacionalidad boliviana, es doctor en Economía por la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM) y master en Antropología y licenciado en Sociología por la Universidad
Durante el siglo XX se formularon varias teorías sobre el imperio Inca y sus características. Pese a la diversidad de interpretaciones existe, sin embargo, un amplio consenso en considerar que la población del imperio estaba constituido por pequeños campesinos agrícolas viviendo en comunidades y dominadas por un Estado central. Bajo este esquema simple no existirían otras estructuras intermedias, ni superiores ni inferiores ni sociales ni productivas ni institucionales, y la economía funcionaría sin dinámica hacia adelante, sin desarrollo, sin progreso acumulativo.
Se trataría de una sociedad y de una economía estacionaria y estancada.
Estas visiones reduccionistas no permiten distinguir que el imperio Inca conformaba en realidad una sociedad constituida de estructuras productivas y tecnológicas muy dinámicas, tendientes al desarrollo económico y al bienestar tanto de sus elites como del conjunto de su población. Este dinamismo contribuía fuertemente a la transformación de una parte gigantesca de la región llamada posteriormente América del Sur.
En la presente obra se analizan las diferentes interpretaciones mencionadas– y del imperio
anterior Tiwanacu-, así como sobre los distintos grupos sociales que lo constituían, tanto de
arriba como de abajo. Se estudian igualmente los distintos sectores productivos tales como la agricultura grande y pequeña, la minería, la metalurgia, la ganadería, la infraestructura y otros,
en su relación con los grupos sociales. Se analiza finalmente con atención la dinámica de la ciencia y de la tecnología, actividades relevantes en esta sociedad, sobre todo aquellas en base a los metales diferentes al oro y la plata. El imperio Inca, pese a sus pocas décadas de vida, ya había dejado atrás la edad de piedra y se había introducido firmemente en la edad del bronce, continuando los procesos generados por imperios anteriores de la región. Otros imperios contemporáneos de América se encontraban más atrasados.
El conjunto de estos análisis permite comprender también cómo, con la llegada de los conquistadores
españoles, se produjo el derrumbe brutal, instantáneo y total de esta gigantesca y magnífica sociedad.
El autor, de nacionalidad boliviana, es doctor en Economía por la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM) y master en Antropología y licenciado en Sociología por la Universidad
Durante el siglo XX se formularon varias teorías sobre el imperio Inca y sus características. Pese a la diversidad de interpretaciones existe, sin embargo, un amplio consenso en considerar que la población del imperio estaba constituido por pequeños campesinos agrícolas viviendo en comunidades y dominadas por un Estado central. Bajo este esquema simple no existirían otras estructuras intermedias, ni superiores ni inferiores ni sociales ni productivas ni institucionales, y la economía funcionaría sin dinámica hacia adelante, sin desarrollo, sin progreso acumulativo.
Se trataría de una sociedad y de una economía estacionaria y estancada.
Estas visiones reduccionistas no permiten distinguir que el imperio Inca conformaba en realidad una sociedad constituida de estructuras productivas y tecnológicas muy dinámicas, tendientes al desarrollo económico y al bienestar tanto de sus elites como del conjunto de su población. Este dinamismo contribuía fuertemente a la transformación de una parte gigantesca de la región llamada posteriormente América del Sur.
En la presente obra se analizan las diferentes interpretaciones mencionadas– y del imperio
anterior Tiwanacu-, así como sobre los distintos grupos sociales que lo constituían, tanto de
arriba como de abajo. Se estudian igualmente los distintos sectores productivos tales como la agricultura grande y pequeña, la minería, la metalurgia, la ganadería, la infraestructura y otros,
en su relación con los grupos sociales. Se analiza finalmente con atención la dinámica de la ciencia y de la tecnología, actividades relevantes en esta sociedad, sobre todo aquellas en base a los metales diferentes al oro y la plata. El imperio Inca, pese a sus pocas décadas de vida, ya había dejado atrás la edad de piedra y se había introducido firmemente en la edad del bronce, continuando los procesos generados por imperios anteriores de la región. Otros imperios contemporáneos de América se encontraban más atrasados.
El conjunto de estos análisis permite comprender también cómo, con la llegada de los conquistadores
españoles, se produjo el derrumbe brutal, instantáneo y total de esta gigantesca y magnífica sociedad.
El autor, de nacionalidad boliviana, es doctor en Economía por la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM) y master en Antropología y licenciado en Sociología por la Universidad
Durante el siglo XX se formularon varias teorías sobre el imperio Inca y sus características. Pese a la diversidad de interpretaciones existe, sin embargo, un amplio consenso en considerar que la población del imperio estaba constituido por pequeños campesinos agrícolas viviendo en comunidades y dominadas por un Estado central. Bajo este esquema simple no existirían otras estructuras intermedias, ni superiores ni inferiores ni sociales ni productivas ni institucionales, y la economía funcionaría sin dinámica hacia adelante, sin desarrollo, sin progreso acumulativo.
Se trataría de una sociedad y de una economía estacionaria y estancada.
Estas visiones reduccionistas no permiten distinguir que el imperio Inca conformaba en realidad una sociedad constituida de estructuras productivas y tecnológicas muy dinámicas, tendientes al desarrollo económico y al bienestar tanto de sus elites como del conjunto de su población. Este dinamismo contribuía fuertemente a la transformación de una parte gigantesca de la región llamada posteriormente América del Sur.
En la presente obra se analizan las diferentes interpretaciones mencionadas– y del imperio
anterior Tiwanacu-, así como sobre los distintos grupos sociales que lo constituían, tanto de
arriba como de abajo. Se estudian igualmente los distintos sectores productivos tales como la agricultura grande y pequeña, la minería, la metalurgia, la ganadería, la infraestructura y otros,
en su relación con los grupos sociales. Se analiza finalmente con atención la dinámica de la ciencia y de la tecnología, actividades relevantes en esta sociedad, sobre todo aquellas en base a los metales diferentes al oro y la plata. El imperio Inca, pese a sus pocas décadas de vida, ya había dejado atrás la edad de piedra y se había introducido firmemente en la edad del bronce, continuando los procesos generados por imperios anteriores de la región. Otros imperios contemporáneos de América se encontraban más atrasados.
El conjunto de estos análisis permite comprender también cómo, con la llegada de los conquistadores
españoles, se produjo el derrumbe brutal, instantáneo y total de esta gigantesca y magnífica sociedad.
El autor, de nacionalidad boliviana, es doctor en Economía por la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM) y master en Antropología y licenciado en Sociología por la Universidad
de Burdeos en Francia.
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Título : Economia y sociedad del imperio Inca
EAN : 9781640861831
Editorial : ibukku
Fecha de publicación
: 18/6/18
Formato : ePub
Tamaño del archivo : 1.17 mb
Protección : CARE
El libro electrónico Economia y sociedad del imperio Inca está en formato ePub
protegido por CARE
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