¿Quién eres Duda? Qué forma de alma tienes que VIVES en mí y que tan enconada lucha mantienes
perpetua como las nieves de la gran cima
arrasadora como el sol de estío en el gran desierto
heladora y gélida como el gran iceberg viviente en el polo
cálida y sosegada como un atardecer después de una levísima lluvia
sutil como el velo de seda o las alas de las mariposas
árida y reseca, aterradora, como las tierras deshidratadas por las sequías, oscura y tentadora como la noche...
sublime y evocadora, como un dios desnudo.
Quién eres, dime... si aun sabiendo en mí la certeza de ser, Tú, siempre viva aleteas ante mí horadando mi Vida
recreándote... bamboleando alrededor de mí, cual cometa.
Quién... y por qué Duda, anidas día a día, en mis noches de soledades y en mis atardeceres de nostalgias y deseos, haciendo siempre necesaria una reflexión,
una mirada al más allá de las acciones
una constante búsqueda
un infinito hilar el sentimiento
una incontrolada variedad de preguntas
un bucear sin oxígeno por el proceloso mar del amor.
Dime, Duda ¿Eres un fin?
¿O La búsqueda necesaria para verificar y probar todos tus conocimientos?
Dime...
¿Quién soy ahora que nada doy por hecho después de haber creído habitar
en la Verdad absoluta, en el misterio del Ser, en los brazos del espíritu? Dime...
Acaso haya otras verdades, otro ser, otros misterios, otros espíritus... otro amor
¿Dónde?
...Se me asemeja la Duda, al Bosque. Ese Bosque inmenso repleto de vida misteriosa. Ese Bosque insondable, pantanoso, lúgubre a veces. Ese Bosque de grandes claros sin hojarascas, luminoso... ese Bosque de torrentes cristalinos, de alimañas o seres con alas, ese bosque que siempre es Duda porque habitarlo, vivirlo, merece respeto y casi sumisión.
La Duda, al igual que el bosque, te obliga a respetarla, a observarla en la distancia, a recrearse sosegadamente en esa no respuesta a las preguntas. La Duda, te hace sentir aún más la certeza ya que la muestra en su trono de grandeza absoluta, plena, poderosa.
El Bosque de la Duda, con sus claros y sus misterios, su inescrutable verdad, su territorio, su franqueza, su fauna virginal, su Libertad.
El Bosque de la Duda se adueña del Ser y a la vez se une, se amiga, o se aleja en silencio en ese devenir misterioso que paraliza opciones por ser infinitas... El Bosque de la Duda maneja al Ser que perplejo se somete aun en su Certeza... El Bosque de la Duda con su gran belleza planea victorioso sin importarle nada más que la sensación, sutil y grandiosa a la vez, del que se siente poseedor de la Virtud.
El Bosque de la Duda, brillante y lucido a veces, escéptico otras, válido siempre, si te lleva a Buscar el vivir donde habita la Verdad.
Desde la duda existo sin esperar más que el sosiego del alma, la paz infinita aun sabiendo que la Sabia Naturaleza puede hacerme vivir también el mal; ese mal absoluto al que estamos sometidos quizá por la simple necesidad de crear belleza. No quisiera que mis palabras indujeran a pensar que mis sentimientos son inconcretos o vanos, sino que derivaran de ese fin que es saberse asumido y respetado a sí mismo. Hoy en mi presente que podría denominar el más silencioso de cuantos he vivido me someto a ese silencio que recibo del más allá tal vez porque la Certeza solo sea Silencio.
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Título : El bosque de la duda
EAN : 9788494257353
Editorial : Araña Editorial
Fecha de publicación
: 1/10/14
Formato : ePub
Tamaño del archivo : 518.46 kb
Protección : CARE
El libro electrónico El bosque de la duda está en formato ePub
protegido por CARE
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