Porque al final recordaremos lo que nos ha hecho sentir.
Las taquicardias, las dudas.
La incertidumbre a doscientos latidos por minuto.
¡Las ganas!
Los abrazos que inundan el alma.
Los roces de manos, las miradas,
los besos que calan los huesos
y las despedidas, las que no pinchan,...
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