En un oscuro callejón, entre cubos de basura y cajas vacías, está sentado el Borracho Filipo, un harapiento y cincuentón vagabundo. Bebe de un cartón de vino de marca Octavio, nombre de emperador y néctar para pordioseros. A su lado, un escuálido joven de rostro apesadumbrado, Aristóteles,...
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