Alberto Cavilla nació en Cádiz, allá por la década de los cincuenta. La tierra le regaló olores a marismas y algas. Su visión se ancló en el azul del mar y su vida profesional la dedicó a los hombres y mujeres que trabajaban en un Astillero. Abogado, los barcos le acompañaron inseparables desde que ingresó en la Escuela Naval de Marin. La milicia Universitaria le brindó la oportunidad de navegar en ellos y años después el Astillero, de conocer cómo se construían. Ha escrito relatos cortos, cuentos infantiles y fábulas, siendo la Construcción 212 su primera novela publicada. Le animó a escribirla, hace ya años, de una parte, acercar a la gente a algo tan importante para la sociedad como es la Industria Naval en un país con más de 7000 kilómetros de costa; de otra, fantasear con recuerdos, experiencias vividas, secretos y forzados silencios que solo el tiempo puede destapar. Está convencido de que lo mejor de una novela no está en lo que el autor haya querido transmitir, sino en lo que el lector pueda llegar a imaginar y descubrir en ella.
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