<P>Aleksandr Ivánovich Kuprín nació en Narovchat en 1870, hijo de un modesto funcionario que murió cuando él tenía solo un año; su madre, de una familia aristocrática tártara venida a menos, decidió trasladarse a Moscú, pero las dificultades económicas la obligaron a dejarle en un orfanato a la edad de seis años, y ahí vivió hasta los diez. Prosiguió su formación en escuelas y academias militares, y con veinte años se inició en la carrera castrense, donde alcanzó el grado de subteniente. Ya en esos años dio comienzo a su labor literaria, escribiendo y traduciendo poemas y publicando relatos o novelas cortas en revistas; su primera obra impresa fue <i>El último debut</i> (1889). Abandonó la vida militar en 1894, y dejó de ella un magnífico e hiriente testimonio en su novela <i>El duelo</i> (1905). Fue luego impresor, agrimensor, actor, cantante de coro, administrador de fincas, pescador, oficinista... Conoció a Bunin, Chéjov y Gorki y en 1901 se instaló en San Petersburgo con un puesto administrativo en la publicación <i>Revista para Todos</i>. Escribió todo tipo de obras, entre ellas algunas de género fantástico como <i>El brindis</i> (1906), <i>El sol líquido</i> (1913) o <i>La estrella de Salomón</i> (1917). Disconforme con la revolución bolchevique, emigró a Estonia y Finlandia y finalmente recaló en París. Participó en la Primera Guerra Mundial, pero su salud le obligaría a retirarse del frente. Regresó en 1937 a Rusia, donde moriría al año siguiente, en Leningrado.</p>