Alfredo Errandonea (h) es un referente ético e intelectual de la sociología en Uruguay. Escritor, periodista, profesor universitario, enorme, desordenado e impulsivo y de temible pasión por el debate, entre incontables responsabilidades fue director del instituto de Ciencias Sociales de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de Montevideo, profesor titular de Metodología de la Investigación Social en las carreras de Sociología de la Universidad de la República (Uruguay) y de la Universidad de Buenos Aires, coordinador del Módulo Metodológico de las Maestrías de Ciencias Sociales de FLACSO en Buenos Aires.

Publicó numerosos artículos entre otras en la Revista de Ciencias Sociales, Cuadernos de Marcha; colaboró en antologías del departamento de publicaciones de la Universidad de la República, del Centro Editor de América Latina; los libros Las clases sociales en el Uruguay, Ediciones de la Banda Oriental (1989) y La universidad en la encrucijada. Hacia otro modelo de Universidad, Nordan-Comunidad (1998).

Pero más allá de su extensa labor académica, fue un destacado integrante de la Federación de Estudiantes Universitarios de Uruguay en los convulsionados años 50 y 60 cuando se obtuvo la aprobación constitucional de la autonomía universitaria, la conquista del co-gobierno, el Hospital de Clínicas para la Universidad y se constituyó la Confederación Nacional de Trabajadores en la estrategia de la unidad obrero estudiantil; hasta que el golpe de Estado de 1973 lo empujó al exilio.

Fue actor o testigo directo de la realidad que analizó. Las próximas generaciones no reciben sólo una pila de trabajos editados, sino y más importante aún, una actitud frente a las instituciones, un ímpetu por la Sociología y convicciones libertarias a la hora de definir el rol del hombre y la mujer en la transformación social.

La figura del gordo Errandonea persistirá a pesar del paso del tiempo, de las modas y las egolatrías, de las compras y de las ventas, como la del prototipo del intelectual comprometido y generoso, militante, de los imprescindibles.