“Tan pronto la veo, sé quién es. En cuanto me mira, no puedo evitar sonreírle. ¿Soy yo o es más bonita de lo que la recordaba? Aunque hay una diferencia: ya no sonríe. Su voz es fría y áspera. Su cabello está más desordenado, ya no son caireles que rebotan cuando camina, son rizos...
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