Hay quien, ya en la edad adulta, aparta las historias de terror como algo sin valor, a otros les siguen aterrorizando y las evitan, a los que menos les producen indiferencia, pero C.G. Castellanos, en cambio, quedó hechizado siendo muy niño por los muertos vivientes, los monstruos, las lunas llenas y las historias de amigos que juntos lo pueden todo. Nació a finales delos 70 en Madrid, pero su corazón y sus orígenes pertenecen al pueblo conquense de Priego, donde vivió desde pequeño —entre libros, películas, discos y videojuegos— la cultura Creepy ochentera como algo positivo y emocionante, haciendo de ello su vida fuera de los horarios de realidad; primero, del cole, luego, del trabajo, pero siempre describiendo de manera absorbente universos siniestros e inmersivos cuentos de horror, de vida, de amistad y de amores imposibles. Escribirlos ha sido siempre su pasión y Los cuentos de Cabezapocha es tan solo el primero de una serie que vinculará al lector con el universo oscuro tan placentero de este escritor.
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