Ella pensó en voz alta:
¿Tengo todo lo que quiero? O… ¿Quiero todo lo que tengo?
En realidad… no tengo nada, mi alma es libre, mi corazón no tiene doma y, en cuatro estaciones he aprendido que, de sexo, no sé casi nada.
Para poder tener lo que quiero, primero tengo que saber qué...
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