Barcelona, 1973.Desde su más tierna infancia Cristina Rodrigo Cebollada desarrolló dos aficiones: leer y escribir, pasiones que siguieron creciendo hasta consolidarse en forma de libros que ahora disfruta viéndolos en las manos de sus queridos lectores.
El librero Álvaro García Gonzalbo llevaba una vida teñida de rutina en Cáceres; a través de los libros solía dar rienda suelta a su inmensa fantasía, una afición que lo sacaba del aburrimiento de lo cotidiano. Pero una mañana todo fue diferente. Comenzó con un extraño viento que...
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