Agustín Lázaro se dedica a traducir tras dejar su carrera docente, vive desanimado: un taedium vitae progresivo que lo corroe desde que su novia, Marta (otra profesora; culta, circunspecta y maniática de la higiene, y una fiera desinhibida en la cama) lo dejó de la noche a la mañana...
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