Universitario, investigador y profesor de Derecho Penal en una universidad de la Mancha de cuyo nombre no quiere acordarse, se dedica a trabajar en el uso de las normas jurídicas como baluarte de los derechos humanos. Con algo más de carnes, pero al igual que el hidalgo caballero de la triste figura, frisa los cincuenta años, dedicados casi en su totalidad al eterno aprendizaje del Derecho, pero no en su amplia extensión, sino solo de aquel que roza la fibra humana y pone límites a sus más bajos instintos y, a veces, también a los más altos. Es el Derecho Criminal una materia muy de moda, pero que necesita tres vidas para poderlo comprender, aprender y aplicar, y en esas cuitas se encuentra actualmente. Y que quede claro que no se trata de hallar la Justicia, que lleva buscando muchos años y no la encuentra ni en su dimensión humana ni en la divina, sino del conocimiento de la legalidad vigente que cada sociedad aprueba y asume como marco de convivencia, desde el prisma del único referente legítimo, los derechos de la persona.
Y así me propongo contar lo que ocurrió, pero diciendo verdad y llamando a reconocer que todo lo que aquí acontece fue recogido por la Justicia en sus anaqueles. Y los propios textos de fray Luis de León fueron testigos de cuanto aconteció, que fueron sus tierras la madre de todos...
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