Desear es como respirar. Es algo que ocurre con frecuencia y no se puede evadir; por eso es tan injusto. A cada inhalación cedés, y con ellas, de una en una, te acercás al final.
Así, con voluntad, te has aproximado a lo que deseás. Lo conocés, lo rodeás; hasta podrías duplicarlo...
Más información