Mientras el hombre Gigoló se fumaba un cigarrillo, sosegado y en calma, sin prejuicios ni miedos pasados, o arrepentimiento alguno, me dijo así: Yo amaba a la diosa.
Así fue como él la nombró. Yo le pregunté ¡quién era la diosa! y comenzó a hablarme en el mejor y más natural del...
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