PPara el autor, la mudanza de sus padres de su terruño natal, corregimiento de Lomitas (Peque, Antioquia), a la zona urbana del municipio limítrofe, Ituango —y ello ante el deseo único y profundo de proveer a sus hijos, al menos, de una educación básica— fue el primer eslabón en una vida que se tornaría bastante «nómada». Hizo estudios de filosofía en los seminarios Santo Tomás de Aquino, en Santa Rosa de Osos (Antioquia) y Valmaría, en Usaquén (Cundinamarca). Luego realizó estudios teológicos en la, entonces, Universidad Javeriana en Bogotá. Terminados éstos, por intervención divina antes que por planes personales, se trasladó a la isla de Puerto Rico y más tarde a los Estados Unidos. En los diferentes estados en los que ha vivido, siempre alguien, una vez enterado de su país de origen, le ha preguntado acerca de Colombia, y él ha subrayado su belleza geográfica y su clima, a lo que sus interlocutores han replicado: «¿Y usted qué hace aquí?». Él, reflejando una fe, entusiasmo y esperanza profundos, siempre ha respondido: «Dios, que me trajo a estos lugares, un día me llevará de regreso para quedarme».
