Javier Salinas
tiene su propio periplo de aciertos y de errores, que no es ni mejor ni peor que el de cualquier otro. Cuando acierta, piensa que es cosa suya, cuando se equivoca, piensa que es cosa de su ignorancia.
En cualquier caso, de cabezazo en cabezazo, como un aprendiz muy torpe, y que necesita que la vida le explique todo mil veces, llegó a conocer el mundo del yoga, de la meditación y del mindfulness. Y, por circunstancias misteriosas, se convirtió en maestro de ellas. Actividad que compagina con ser aprendiz de las mismas.
La literatura espiritual nos lo recuerda constantemente: para conocer la belleza y la felicidad, es imprescindible experimentar el «aquí y ahora», esa región donde reside nuestra verdadera esencia. Por desgracia, pese a nuestros valientes intentos, no siempre somos capaces de llevar...
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