Los raperos me llamaban «Abuelo».Uno de ellos, al que llamaré «Nano», un chico bajito y delgado, con un deje macarra al hablar y voz endurecida por el tabaco, siempre andaba con algún porro escondido en la palma de la mano. A veces, coincidíamos en el parque de la Juventud, el lugar...
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