Juan de Mena (Córdoba, 1411-Torrelaguna, 1456) fue testigo de excepción de las vicisitudes políticas y culturales en la corte castellana de Juan II y protagonizó un proceso que pocos autores han podido arrogarse: la creación de una nueva lengua poética, constituida en modelo indiscutible durante más de medio siglo, en el tránsito de la Edad Media al Renacimiento.
Huérfano de padre a poco de nacer, se crio con ayuda de parientes. Esta circunstancia y el no ser primogénito explican su aplicación al estudio, seguramente orientado desde un principio hacia la carrera eclesiástica o el funcionariado secular. Ya con veintitrés años, hacia 1434, marchó a estudiar a Salamanca, pero se desconoce su grado académico, si es que lo completó; de su obra se desprende una buena formación en artes. Consta su estancia en Florencia en 1442-1443, al servicio del cardenal español Juan de Torquemada, y quizás estuvo antes o después de esas fechas en Roma. Regresado a Castilla, se convirtió en autor reputado y desarrolló una carrera profesional como funcionario en su Córdoba natal. Llegaría a ser cronista regio (documentado desde 1448) y secretario de cartas latinas de Juan II. Ya en tiempos de Enrique IV falleció a su paso por la villa madrileña de Torrelaguna, donde recibió sepultura.
Edición, estudio y notas de Juan Casas RigallJuan de Mena (Córdoba, 1411-Torrelaguna, 1456) fue testigo de excepción de las vicisitudes políticas y culturales en la corte castellana de Juan II y protagonizó un proceso que pocos autores han podido arrogarse: la creación de una nueva...
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