Cuando tenía 11 años, el entrenador de halterofilia de su pueblo reparó por casualidad en sus excepcionales condiciones físicas y la invitó a unirse al equipo de levantadores.
Lo que empezó casi como un juego acabó materializándose en una brillante carrera deportiva que la alzó desde las categorías inferiores hasta formar parte de la selección española y convertirse en la primera haltera de nuestro país en subir a un podio olímpico. En estas dos décadas en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid, Lydia Valentín (Camponaraya, 1985) ha ido perfeccionando cada gesto y pensamiento para llevar al límite su enorme potencial físico y se ha mantenido fiel a un estilo que va más allá del músculo y la fuerza en su empeño por limpiar la imagen de un deporte manchado históricamente por el dopaje. En 2016 el Comité Olímpico Internacional descalificó a varias de sus rivales por positivo y le devolvió las medallas de los Juegos de Pekín y Londres.
Además de sus muchos éxitos deportivos, la dos veces mejor halterófila del mundo por la IWF ha impartido talleres por todo el mundo, tiene su propia firma de ropa y colabora con varias marcas en calidad de brand ambassador.
Empezó a soñar a lo grande durante el verano de las Olimpiadas de Barcelona. Sentada frente al televisor, se vio a sí misma participando en unos Juegos.Desde entonces, Lydia Valentín ha tenido que hacer frente a los contratiempos de un deporte minoritario y desconocido en España....
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