Manuela Sáenz no es un botín de guerra.
Bolívar lo supo mejor que nadie.
Ahora, soy yo la que mejor lo sabe.
Por eso escribo. Escribo y escribo y me pregunto cuántos años deberé pasar en este sitio.
Manuela Sáenz pasa sus días en Puerto Paita, en la costa peruana. Le
vende tabaco...
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