Si al descolgar el tele?fono, alguien te dijera simple y llanamente: ¡Hola! ¡Ya estoy muerto!: ¿co?mo reaccionari?as? O si al entrar en tu casa te encontraras por sorpresa a un extran?o sin vida: ¿co?mo actuari?as? Nuestro protagonista actu?a movido por sus arraigadas convicciones...
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