Desde niña elegí la danza para expresarme. Empecé con ocho años la carrera de Ballet en la Escuela Nacional de Danza de Uruguay. El movimiento continuo fue trazando mi destino y muy joven dejé mi país para concretar mis sueños. Desde ese entonces muchas mudanzas me han acompañado. Mi primer destino fue Paraguay, donde fui contratada como primera bailarina junior con tan solo diecisiete años. Luego, España, donde trabajé en la compañía de David Campos en Barcelona, el Cirque du Soleil en Zaragoza y la compañía Carmen Roche en Madrid. En 2010 fui convocada por Julio Bocca para volver a mi país y bailar roles protagónicos con el Ballet Nacional del Sodre. En mi segunda etapa por el mundo, a partir de 2015, interesada en la danza contemporánea, integré en Brasil la compañía de danza Deborah Colker, y, más tarde, en Montreal me uní al Cirque du Soleil para asumir nuevos desafíos. Ahí tuve la posibilidad de relacionarme con artistas de diferentes disciplinas, y una de las mejores experiencias fue la de desempeñar el rol de artistic coach, que me permitió aprender a ver el espectáculo de forma global. Poder ejercer mi rol como bailarina y a la misma vez dar correcciones artísticas y técnicas a los demás integrantes del equipo fue un gran aprendizaje. Tras la pandemia, volví a Uruguay, donde disfruto de mi familia y combino mi vida de bailarina entre lo clásico y contemporáneo con la creación de espectáculos de forma independiente.
La imperfecta vida de una bailarinaDurante toda mi vida, crear ha sido algo inevitable y fundamental. Mis comienzos humildes y en una familia disfuncional hicieron que, desde muy pequeña, generase mundos mucho más lindos que los que me rodeaban. Mi padre: artista plástico, antisistema,...
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