Rotura la tierra. Reivindica tus orígenes.
Ilimita mi fe. Tala el celo para armar el maderamen del cerco antes que otras manos:
el puño serpentino del mercader o el filo adánico del aserradero -misma hiedra tras el alerce- expulsen de su templado paraíso a tanto coihue y ciprés....
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