«Los barrios, las fábricas, las escuelas, la iglesia, los bosques, los campos, todo lo que existía había desaparecido (...) todo eso no era más que un manto de cenizas blancas (...) ¡No podía soportar una vida sin sentido! Tenía que encontrar lo que no perece. Tenía que aferrarse...
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