«Aquel día me encontraba pidiendo monedas donde siempre, pero antes de ir pasé primero por el santuario de mi padrecito Hurtado, donde descansan sus restos. Me arrodillé ante él y en ese minuto mi vida cambió. Antes de eso no creía en nada, así que le pedí, con mucha fe, que me desgarrara,...
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