No fue una fotografía la que provocó la deriva en la que se había sumergido…
La desaparición del padre y, sobre todo, poco tiempo más tarde, la de la madre produjo en ella algo identificable más que con ninguna otra cosa con un cataclismo. Huérfana. Ese calificativo que parece adecuado cuando se habla de un niño, chirría al aplicarse a un adulto. Y sin embargo era el que le correspondía. Se sentía como se supone que se siente un niño que pierde a sus padres a una edad en la que todavía los necesita: desamparada.
Los padres se habían llevado de la mano a la pequeña instalada en la inmanencia, aquella a la que se le podían permitir veleidades y caprichos. Fue entonces cuando emergió, desde la noche más profunda, la persona adulta. Adulta por edad y aspecto. El interior seguía habitado secretamente por una niña que, por primera vez, era capaz de abarcar lo inhóspito del mundo exterior.
Era una de esas pocas personas que tienen la suerte de no haber perdido a nadie próximo hasta la edad adulta. Hasta aquel preciso instante había convivido de modo ornamental con la muerte. Motivo por el que aquella soledad, brusca, le hacía un daño tal que le parecía sentirlo físicamente. Un dolor que roía el alma. Intenso. Permanente en el tiempo. Hasta que se produjo una imperceptible variación y comenzó a germinar en ella la impresión de haber fallado, de haberles fallado. O de no haber estado a la altura. De que aquellos padres habrían merecido tener una hija mejor. Y el sufrimiento se magnificaba con la conciencia de lo irreparable. Llevada, cual autómata, por la desesperación, la pena y también la culpa se encontró, repetidamente y sin saber cómo, ante la losa de granito de la tumba familiar leyendo una y otra vez, con incredulidad y sin realmente comprender, los nombres grabados en la piedra…
No sabía ya si eran nombres de quienes habían existido o tenían que existir. Nombres pasados o hasta futuros. Futuros… Ojalá. En aquel baile de su mente febril, había momentos en que hasta pensaba que un nombre que habían olvidado poner era precisamente el de ella…
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Título : El negro de tus ojos que no muera
EAN : 9788491607540
Editorial : Editorial Círculo rojo
Fecha de publicación
: 30/4/17
Formato : PDF
Tamaño del archivo : 848.49 kb
Protección : Adobe DRM
El libro electrónico El negro de tus ojos que no muera está en formato PDF
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