La obra peculiar del Espíritu, al sanar y restaurar nuestras depravadas y miserables naturalezas, haciéndolas vivas para Dios y santificándolas a su semejanza.
La gran y misteriosa verdad de la trinidad de personas en un solo Dios, que es el fundamento de nuestra fe cristiana, y que, aunque no es contraria a nuestra razón, está tan por encima de ella, que nunca hubiéramos podido pensar en ella, si Dios no nos la hubiera revelado en su palabra, no es una mera noción especulativa, sino una verdad que concierne a la fe y a la práctica del cristiano; hasta el punto de que es necesario que todo el que se salve crea que hay tres personas, un solo y mismo Dios infinito y eterno, bendito por los siglos de los siglos. Porque ¿cómo podemos creer que Dios ha elegido a cualquiera de los hombres para hacerlos inmutablemente y para siempre felices; que el mismo Dios ha redimido y santifica a estos sus elegidos, si no creemos que este único y mismo Dios es tres personas, a las que se atribuyen claramente en las Sagradas Escrituras estas obras tan necesarias para nuestra salvación? ¿Cómo podemos confiar en el Dios de toda gracia y en sus infinitas misericordias, y adorarle y amarle por ese amor tan grande y ciertamente indecible, al enviar a su Hijo unigénito a morir por nosotros? ¿Y cómo podemos actuar con fe en nuestro bendito Redentor, como si hubiera venido voluntariamente al mundo para realizar la obra que su Padre le envió a hacer, a menos que tengamos pensamientos distintos de la persona del Padre que envía, como distinta de la persona del Hijo enviado por él? Y estas personas son igualmente Dios; porque cualquiera inferior no podría habernos redimido más de lo que podría habernos elegido o creado. Pero no son tantos y diversos Dioses; por tanto, son un solo y mismo Dios, igual en todas las perfecciones y gloria. El autor ha hablado de la obra de Dios Padre en el segundo volumen de sus Obras; y de la obra de Dios Hijo en el tercero, con gran claridad de luz de la Escritura, y por consiguiente con igual fuerza de evidencia para toda mente espiritual. En los discursos de este quinto volumen describe con la misma claridad y evidencia, en toda su gloria, la obra propia del Espíritu, al sanar y restaurar nuestras depravadas y miserables naturalezas, haciéndolas vivas para Dios y santificándolas a semejanza suya. Es una obra que demuestra que él es el verdadero Dios, al igual que el Padre y el Hijo; porque la vida es algo que sólo Dios puede dar, y un poder creador es tan necesario para producir una vida espiritual como una natural. Más aún, de los dos es más difícil (aunque nada lo es para Dios) resucitar un alma muerta que un cuerpo muerto.
Título : La obra del Espíritu Santo en nuestra salvación
EAN : 9798201134662
Editorial : FELIPE CHAVARRO POLANÍA INC
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